Jueves 9 de Mayo de 2024

EFEMÉRIDES NECESARIAS

1 de marzo de 2023

FRANCISCO SOLANO LÓPEZ Y LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

Un primero de marzo de 1870, muere en el campo de batalla el Mariscal Francisco Solano López. Con él muere la primera nación soberana de Latinoamérica, independiente de la economía extranjera.

Por Fernando Barbarán

 

El Paraguay de Francisco Solano López

 

El Paraguay en el que vivió Francisco Solano López y el cual después gobernó, fue una de las naciones más avanzadas de Latinoamérica para la época.

Francisco Solano López fue el segundo presidente constitucional de la República del Paraguay entre 1862 y 1870. Se desempeñó como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Presidente y Jefe Supremo de la Nación Paraguaya durante la Guerra de la Triple Alianza. Sucedió como presidente a su padre Carlos Antonio López.

Carlos Antonio López, a su vez, había llegado a la presidencia luego de una amplia carrera política bajo el gobierno de José Gaspar Rodríguez de Francia. Carlos Antonio López, durante su gobierno, desarrolló una serie de leyes generales, principalmente orientadas a la gestión del Estado, el ordenamiento de la administración pública y una nueva Constitución Nacional. Se puede mencionar, como hitos de gestión durante su gobierno, a la aparición del ferrocarril, el desarrollo de las fuerzas armadas (marina de guerra, innovación del ejército, incremento del arsenal bélico), la aparición de la industria siderúrgica, el aumento de la producción y el comercio, también la distribución de tierras a comunidades criollas e indígenas para su explotación (a estos le repartió además herramientas para la producción agrícola) y fomentó las industrias yerbateras y madereras; contrató arquitectos e ingenieros europeos para construir edificios y estructuras públicas de gran impacto visual. En el plano cultural, creó el Himno Nacional, fomentó las artes y fundó El Paraguayo Independiente, un diario que difundía los avances del Estado.

Su mayor interés era lograr el reconocimiento de la independencia de Paraguay en el mundo. Para eso designó a su hijo como responsable de la tarea.

Francisco Solano López, durante el gobierno de su padre, aprovecha su condición privilegiada para educarse, formarse y viajar. Fue un interesado por las ciencias sociales y las letras, pero fiel al principio nacionalista de su padre, decide desarrollarse en la carrera militar para seguir dotando al Paraguay de un ejército moderno, dadas las necesidades geopolíticas que lo amenazaban.

En 1845 Francisco Solano López fue designado Jefe del Ejército donde tuvo sus primeros roces con las relaciones exteriores. Luego en 1852, fue designado como Ministro Plenipotenciario del Paraguay en Europa. En esta misión diplomática, visitó Prusia, Piamonte, Cerdeña, Reino Unido, Francia, entre otros países europeos con el objetivo de lograr el reconocimiento de la independencia paraguaya. Como misión secundaria, se encargó de adquirir recursos materiales para el ejército y la infraestructura paraguaya en crecimiento. Sus habilidades diplomáticas las aplicó en un conflicto fronterizo con Pedro I, rey de Brasil, obligándolo a firmar un tratado de límites favorable para Paraguay y como mediador entre Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre durante la firma del Pacto de San José de Flores, que introdujo a Buenos Aires en la Constitución Nacional Argentina.

Luego de la muerte de su padre, en 1862, el Congreso de la Nación lo elige como presidente de la República del Paraguay y Francisco Solano López continúa con la política nacionalista de las últimas décadas. Se puede resumir los avances del Estado su gestión en los siguientes puntos:

  • Aparición de las líneas de telégrafos.
  • Ampliación de las redes ferroviarias.
  • Aumento de la fabricación de materiales de construcción, tejidos, papel, tinta y artículos militares.
  • Aumento de la flota mercante nacional.
  • Reforzamiento del comercio exterior, en manos del Estado, de la yerba, el tabaco y la madera.
  • El 98% de Paraguay era de propiedad pública. El Estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas de forma permanente, sin el derecho de venderlas.
  • Las obras de riego, represas, puentes y caminos, todas estatales, contribuían al desarrollo de la producción agrícola.
  • Contratación de técnicos europeos para realizar estudios de minería o ingeniería (pero con ellos no venían las “inversiones extranjeras”).
  • Envío de jóvenes destacados a perfeccionarse a las mejores universidades de Europa para que vuelvan a invertir lo aprendido en el país.
  • Uno de los mayores avances que se dieron durante el gobierno de Francisco Solano López fue también la inversión en educación, entre otras mejoras sociales.

 

El Paraguay crecía, pero a Francisco Solano López le preocupaba una cuestión: mantener el denominado Equilibrio del Río de la Plata. Esto era una especie de tratado en el que Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay trataban de no abusar entre ellos de la zona comercial que representaba el Río Paraná, cual ruta de navegación era fundamental para el mismísimo Paraguay. No obstante, la nación paraguaya era la que más soberanía tenía sobre el lecho del río, ya que el resto de los puertos, principalmente los argentinos, respondían a intereses británicos.

Francisco Solano López decidió entonces entablar una alianza con Bernardo Berro, presidente uruguayo. Este pasaba por una etapa de inestabilidad interna debido a la conquista de territorios por parte de Brasil y la insurrección llevada a cabo por el Partido Colorado. Brasil y el Partido Colorado eran aliados en el conflicto interno de Uruguay; Paraguay y Berro también. Una vez que Brasil interviene militarmente en la República Oriental, Francisco Solano López decide capturar a un buque brasileño destinado al conflicto que justo navegaba por el Río Paraguay, frente a la capital Asunción. Esto ocasiona la ruptura de las relaciones nuevamente con Brasil y Paraguay le pide autorización a Bartolomé Mitre para hacer pasar sus tropas por territorio argentino con destino a Uruguay. Mitre se niega, aduciendo su neutralidad en el conflicto, pero automáticamente le da permiso a las tropas brasileñas para ingresar a Argentina. Francisco Solano López entiende que Argentina no era neutral en nada y decide entonces declararle la guerra a Brasil y Argentina y esa fue la excusa perfecta.

 

La Guerra de la Triple Alianza

 

La Guerra de la Triple Alianza es uno de los capítulos más infames en la historia de América del Sur. La alianza de Brasil, Uruguay y Argentina para derrotar a ese hermano que crecía y se abastecía solo, enfureció a las oligarquías vernáculas de estos países y a las inversiones inglesas. Por ello decidieron eliminar casi completamente la población paraguaya y que se vuelva a construir una nueva nación, que no atesore el recuerdo de la abolición de los terratenientes y la repartición de tierras de Rodríguez de Francia, los avances en industria y en infraestructura de Carlos Antonio López, ni la inversión social que había implementado Francisco Solano López.

Las excusas para intervenir Paraguay abundaban. Era la única nación que el capital extranjero no había deformado. El Estado ocupaba el rol de una burguesía nacional inexistente, como así también de una clase ruralista que afortunadamente había sido eliminada. Funcionaba además, como una especie de un gran protector que procuraba el bienestar interno, para poder desarrollarse económicamente de forma autónoma e independiente. Paraguay no tenía deudas con países extranjeros. Todas las actividades esenciales estaban en manos del Estado y esto le permitía realizar enormes inversiones públicas sin tener que recurrir a los préstamos internacionales. El ejemplo paraguayo era peligroso para el resto de los países vecinos que estaban siendo seducidos por el capital inglés, sin darse cuenta de los peligros que este significaba para el desarrollo de sus naciones. La guerra terminó el escándalo que representaba un país geográficamente cercado, pero que a través de medidas soberanas crecía a paso sostenido, sin la necesidad de arrodillarse al capital extranjero.

La Guerra de la Triple Alianza comienza oficialmente el 12 de noviembre de 1864 con la declaración de guerra de Paraguay a Brasil y Argentina con el objetivo de defender Uruguay. El gobierno uruguayo se rinde y los insurrectos inmediatamente sellan la alianza contra el Paraguay. La Triple Infamia comenzaba a funcionar.

Mitre, confianzudo, salió a decir que en tres meses estaría ingresando a Asunción, pero su empresa demoró cinco años. Claro, tuvieron que unirse los tres para acabar al ejército más grande y nacionalista de América del Sur de esa época. La estrategia de los aliados consistió en una constante inyección de tropas brasileñas, uruguayas y argentinas, financiadas por las bancas inglesas y las embajadas instaladas en el tridente infame.

La prensa de los tres países aliados festejaban la declaración de guerra contra Paraguay con fuertes títulos y editoriales que demonizaban la figura de Francisco Solano López: “El Atila de América”, “Paraguay cayó en la incivilización”, “Hay que matarlo como a un reptil”.

Lo hicieron. Los “vencedores” lograron su objetivo de someter a Paraguay, pero sus economías nacionales se vieron comprometidas por el Banco de Londres, la Baring Brothers y el Banco de los Rotschild, quienes pasaron a ser los dueños de los sueños de millones de brasileños, uruguayos y argentinos.

La Guerra de la Triple Alianza finalizó el 9 de marzo de 1870, con la rendición oficial de Paraguay. Esta guerra terminó siendo, no solo un ingreso de capitales a costa de las armas, sino una guerra de exterminio. El desastre humanitario en Paraguay fue extremo: el 85% de la población falleció y el 90% de estos era la población masculina adulta. Los territorios paraguayos fueron repartidos entre Brasil y Argentina. Automáticamente, los bancos británicos endeudaron a Paraguay con mil cuatrocientos cuarenta millones de libras esterlinas (£ 1.440 millones), de las cuales llegaron al país solo doscientas mil (£ 200.000). Algunas tierras también se las quedaron capitales ingleses privados.

El imperialismo inglés venció a Paraguay, pero este tuvo que vivir un sub-imperialismo luego de perder la guerra. Brasil, además de la apropiación de tierras, controló parte del comercio exterior de Paraguay. Argentina, por su parte, le dejó el camino allanado a los barcos ingleses para que transiten, ahora sí, libremente por el Río Paraná. Uruguay fue un socio menor en esta contienda y solo mandó soldados obligados a luchar, pero no recibió materialmente nada, más que el aplauso y felicitación de la Embajada Inglesa en Montevideo. El sometimiento de Paraguay continúa hasta hoy cuando dos candidatos a presidentes de las próximas elecciones anunciaron su campaña en medios de comunicación argentinos (José Luis Félix Chilavert) o ponen ejemplos de los partidos neofascistas argentinos para atraer votantes (Santiago Peña).

 

Fallecimiento de Francisco Solano López

 

Durante cinco años de resistencia, el Mariscal Francisco Solano López estuvo peleando junto a su pueblo. En los días finales, se encontró cercado en el Cerro Corá, acompañado de unos cuatrocientos combatientes (hombres, mujeres, niños y niñas), sus cuatro hijos y su compañera Elisa Lynch, “La Princesa de la Selva”. El 1 de marzo de 1870, totalmente acorralado, Francisco Solano López recibió un lanzazo, le dio la orden a su hijo de catorce años, Panchito, de escapar junto con su familia y protegerla. Peleó solo hasta el final, llevándose consigo varios soldados brasileños que intentaron capturarlo, pero no pudieron. Finalmente recibió un disparo y murió al instante, todo ensangrentado, con la dignidad en alto por luchar hasta el final.

El capitán brasileño Cámara, a cargo del pelotón atacante de Francisco Solano López, ordenó que persigan a sus hijos y a su mujer. Lo capturaron a Panchito y los “civilizadores” lo fusilaron. Elisa logró esconderse y terminó cavando la fosa de su hijo y su esposo con las manos, para darles una digna sepultura.

La memoria de Francisco Solano López fue utilizada electoralmente durante los años posteriores y el Siglo XX por diversos políticos que pretendían adueñarse de su imagen, sin repetir su ejemplo. El dictador Alfredo Stroessner pretendió ser su sucesor, no haciendo más que seguir entregando el Paraguay a los intereses extranjeros. La figura de Francisco Solano López, el Paraguay que construyó y su heroísmo militar fue reivindicado por los historiadores del Siglo XX que pudieron entender las condiciones en las que se desarrolló la guerra, el odio que había volcado sobre el Paraguay autónomo y digno y por los partidos políticos y movimiento de izquierda que lucharon por la liberación definitiva de sus países contra el imperialismo norteamericano.

 

 

 

 

 

FERNANDO BARBARÁN

Columnista en La Columna NOA

Columnista en Radio Novgorod

[email protected]

3875206852

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