Lunes 20 de Mayo de 2024

EFEMÉRIDES NECESARIAS

17 de octubre de 2023

CUATRO PUNTOS PARA EXPLICAR EL PERONISMO

El 17 de octubre de 1945 ocurre una gran manifestación obrera en Argentina que tuvo como resultado la liberación de Juan Domingo Perón, quien días antes había sido detenido. Se considera esta fecha como el nacimiento del peronismo y como uno de los acontecimientos más importantes del movimiento obrero en Argentina que se identificó como sujeto social protagonista de la historia nacional. El peronismo resultó ser el mayor movimiento de masas de Argentina, con una fuerte presencia en la agenda política del país y con una oscilación ideológica que complejizaron siempre sus decisiones y posturas frente a los problemas sociales del país.

Día de la Lealtad

 

El 17 de Octubre es denominado también el Día de la Lealtad por los seguidores de las ideas peronistas y sus variantes. Si bien es el día fundacional del peronismo, una serie de acontecimientos llevaron a la definición del movimiento político como tal.

 

  • El movimiento obrero nacional, presente en la agenda política desde principios de Siglo XX en Argentina estuvo disperso entre anarquistas, socialistas y comunistas, muchos de ellos migrantes europeos. Mientras aparecían los primeros sindicatos y trataban de organizarse en un solo movimiento nacional, el pueblo trabajador, además de llevar a cabo las reivindicaciones laborales, impulsó cambios en el país como la Ley del Sufragio Universal. Así también sufrió persecuciones y asesinados por los gobiernos de turno. En 1930 logra conformarse la Confederación General del Trabajo (CGT) uniendo de esta manera a todos los trabajadores de todas las ramas en una sola organización obrera nacional
  • El modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Las altas exportaciones de materias primas a países afectados por la Segunda Guerra Mundial llevaron a que algunos países de Latinoamérica experimenten una visión de industria nacional, pero al no existir la clase burguesa productora, fueron los Estados quienes llevaron adelanto los procesos de industrialización.
  • Terceras posiciones. Algunas teorías políticas como el nacionalsocialismo o la Doctrina Social de la Iglesia buscaron separarse de las posturas capitalistas del imperio norteamericano y del comunismo soviético al cual le tenían temor. El peronismo fue quizás la experiencia más práctica de la Tercera Posición aplicada al Estado, la política y la sociedad.

 

Juan Domingo Perón siempre fue un interesado por la política y durante su carrera militar tuvo la oportunidad de viajar a la Italia fascista de Benito Mussolini, donde conoció en primera persona la “tercera posición” que podía adoptar. En 1943, a través de un golpe de Estado, militares nacionalistas toman el poder en Argentina; Perón estaba entre ellos. El nuevo gobierno militar enfrentó rápidamente al sindicalismo, pero estos no se quedaron quietos. A medida que aumentaban las tensiones, un teniente coronel llamado Domingo Mercante acercó a algunos sindicalistas, entre ellos Ángel Borlenghi, a Juan Domingo Perón para que pudieran solucionar los conflictos entre el gobierno militar y los reclamos del movimiento obrero.

Los militares aceptan y designan a Perón como Director del Departamento del Trabajo, a través del cual empieza a reforzar las relaciones del gobierno con los sindicatos. Al poco tiempo, logran elevar al nivel de Secretaría los asuntos laborales y Perón queda a cargo de la nueva Secretaría de Trabajo y Previsión (STP). Automáticamente comienza a implementar una serie de medidas que eran a su vez los puntos que reclamaban los sindicalistas: se crearon los tribunales de trabajo, las indemnizaciones por despidos, jubilaciones, estatutos profesionales, hospitales para trabajadores, escuelas de oficios técnicos, convenios colectivos de trabajo, entre otros avances que se dieron aceleradamente. En paralelo, Perón nombró varios dirigentes sindicales para conducir las principales áreas de la STP, algo que sucedía por primera vez en la historia argentina. Es decir que en una especie de protohistoria, el peronismo inició cediendo lugares de poder a grupos políticos con los que no compartía la misma visión. Los puso a los sindicalistas anarquistas y comunistas a cargo de oficinas gubernamentales.

Sorprendentemente, en Argentina los sindicatos llegan al poder colándose por la puerta de atrás, consiguiendo en poco tiempo reivindicaciones por las que llevaban luchando hacía 50 años. Lo que en algunos países costó sangre, muertes y revoluciones, acá costó una audiencia con Perón.

Sin embargo, así como se avanzaba en los derechos laborales, el grupo dirigido por Perón desde STP trabajaba paralelamente en debilitar a los sindicatos comunistas y a los dirigentes pro-soviéticos dentro de los mismos. El objetivo era separar al movimiento obrero, sujeto histórico de Marx, de las influencias que estaban teniendo por parte de los leninistas que estaban haciendo realidad el sueño de abolir el capitalismo en Rusia. 

Fiel a sus complejidades, la STP encendió una serie de rencores, odios, críticas y malestares en la clase dirigente. Los militares intentaron realizar dos golpes de Estado, pero dirigidos a que Perón renuncie de la STP y deje de otorgarle cosas a los trabajadores. Perón decidió renunciar anunciando que dejaba firmado un decreto con dos conquistas laborales: el salario mínimo vital y móvil y la participación de los trabajadores en las ganancias. El gobierno militar inmediatamente encarceló a Perón y quedó detenido bajo el poder de la Marina en la Isla Martín García.

Rápidamente se cancelaron todos los avances sociales del último año. Las clases medias y altas organizaron un acto masivo para festejar el encarcelamiento de Perón. La CGT convocó a una huelga general para el 18 de octubre de 1945, pero ante la decisión de la patronal de no pagar la quincena en una clara muestra de revanchismo de clase, el movimiento obrero se movilizó desde el 17 de octubre. Comenzó a gestarse la manifestación obrera más importante de la historia argentina. Cientos de miles de trabajadores, hombres y mujeres, de las zonas marginales, invadieron la ciudad reclamando la libertad de Perón. La movilización fue indetenible y tomó por sorpresa a los sectores medios y altos de Buenos Aires. La multitud ocupó la Plaza de Mayo y obligó finalmente al gobierno militar a liberar a Perón esa noche.

Al año siguiente se celebraría elecciones libres en Argentina y comenzaría una nueva etapa para el país, que cambiaría para siempre el foco político, económico y social en la historia nacional.

 

Cuatro claves para entender al peronismo

 

El peronismo es un hecho histórico complejo, que le otorgaron características inusuales a Argentina. 

El justicialismo en su primera etapa como gobierno, con Perón como presidente y luego de ganar las elecciones en Argentina frente a un amplio espectro de variados partidos políticos, se caracterizó por la promoción de los derechos sociales y laborales, con un fuerte perfil sindical y favorable a la clase trabajadora. Se destacan también la conquista de los derechos políticos de las mujeres, la sanción de una nueva Constitución que amplió los derechos de la ciudadanía y las funciones del Estado como regulador de la economía, la promoción de los derechos de la niñez, el impulso a la industrialización de país, la presencia del Estado en sectores estratégicos de la economía (ferrocarriles, siderurgia, energía, banca, comercio exterior, etc.), la gratuidad de la educación pública universitaria, la reforma educativa y el mayor acceso a la misma, entre otros avances. En materia internacional se pueden mencionar las primeras políticas de alianzas latinoamericanas, curiosamente de variadas formas de gobierno durante ese periodo, que van desde dictaduras militares, democracias liberales y otras presidencias también más inclinadas a la tercera posición. Es necesario mencionar además, los planes quinquenales similares a los de la Unión Soviética que llevó adelante el justicialismo, desarrollando una suerte de economía planificada con buenos resultados inmediatos.

El segundo gobierno de Juan Domingo Perón fue derrocado por golpe de Estado propiciado por sectores de extrema derecha del Ejército Argentino, la Iglesia Católica, grupos conservadores oligárquicos de la sociedad civil y algunos partidos políticos. Las bases populares del peronismo estuvieron definidas por la estructuración de grandes sindicatos vinculados al Estado y al empresariado nacional.

El peronismo, sin embargo, es protagonista de la historia política argentina hasta estos días, viéndose en el movimiento diversas corrientes y tendencias oscilantes entre la derecha liberal y el progresismo social. Conviven en el espacio personajes como Sergio Massa y Juan Grabois o Hugo Moyano y Ofelia Fernández. Es un movimiento nacional, principalmente electoralista, que posee un poder intrínseco en las formas de entender la nación y la configuración del Estado en todos los niveles. 

Podemos decir que esta corriente política es una conjunción de fuerzas, un conglomerado de otras vertientes políticas, está enmarcada en la socialdemocracia dentro del espectro político, es liberal, es democrática, es conservadora, es progresista. Es difícil definirlo. Pero hay una cualidad práctica que la historia le dio al peronismo: este es la manutención del poder burgués en el Estado.

 

1. El peronismo es moderno. Mejor dicho, tiene muchas cualidades para modernizarse constantemente. Si analizamos sus ciclos históricos podemos ver que hubo un peronismo con Perón, ubicado en la “tercera posición”, buscando diferenciarse de la Guerra Fría; fue moderno al contexto histórico. Hubo un peronismo con Perón enfrentado con la izquierda y el progresismo, persiguiendo y asesinando compañeros del campo popular, obedeciendo la Doctrina de Seguridad Nacional de luchar contra el comunismo y creando organizaciones paramilitares, implementando un terrorismo de Estado; fue moderno al contexto histórico. Hubo un peronismo neoliberal que dejó el país inmerso en una de las peores crisis de la historia; fue moderno al ubicarse en el mundo unipolar, del fin de la historia y de la hegemonía norteamericana. Hubo finalmente un peronismo vinculado al progresismo continental, que se tuvo que hacer cargo de los problemas del peronismo neoliberal, implementó medidas de bienestar social y se alineó discursivamente con los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI; fue moderno para el contexto histórico y está llegando a su ocaso con la presidencia de Alberto Fernández de la peor manera.

 

2. El peronismo es conservador en lo político. Son especialistas en la manutención del poder, en la gobernabilidad y en las estructuras políticas nacionales/provinciales. Esto explica los grandes casos de corrupción que siempre identificaron al peronismo en un nivel de funcionarios municipales, provinciales y nacionales. Pero así también, posee referentes con amplias trayectorias en la gestión pública. No me imagino una pandemia gestionada por un gobierno no peronista.

 

3. El peronismo es liberal en lo económico. Lo que hizo Perón en sus primeros gobiernos no fue suprimir el capitalismo, sino extender al máximo las concesiones de clase que la burguesía podía realizar. En los 70 gestionaron la economía con las eternas recetas liberales y los resultados fueron los que siempre da una economía de mercado: ciclos de recesión y expansión. En los 90 el peronismo profundizó las medidas neoliberales en la economía, más allá de haber estado ideológicamente alineado con Estados Unidos. Durante el kirchnerismo, si bien se distribuyeron un poquito las ganancias, la matriz económica del Estado argentino continuó siendo neoliberal, resultados que hoy se palpan en el día a día con los niveles altísimos de desempleo, inflación y fuga de capitales.

 

4. El peronismo es progresista en lo social. Desde mediados del Siglo XX hasta la fecha todos los avances sociales fueron de la mano de algún gobierno peronista. Durante los primeros gobiernos de Perón, más allá de los derechos laborales, se implementaron los derechos políticos de la mujer, la soberanía económica, los derechos constitucionales, los derechos a la educación, a la salud, entre otros. En los 90, sin la capacidad de estructura organizativa del peronismo menemista, no se hubiera podido lograr la reforma de la Constitución Nacional Argentina y la inclusión de los derechos y garantías básicos para los seres humanos. El kirchnerismo pudo lograr avances en la inclusión y la diversidad de género. Y creo que esto ya fue suficiente como para valerse la bronca de una sociedad eternamente conservadora e hipócrita.

 

También es más fácil definirlo al peronismo desde lo que no es. Principalmente no es la derecha conservadora, ya que esta no tiene ni un gramo de empatía con lo popular. Tampoco es la izquierda de quienes alzamos las banderas de liberación y de sueños de una sociedad igualitaria. El peronismo ha estado históricamente reñido con la izquierda. Es cierto que, en la elasticidad que lo caracteriza, ha contenido también, vertientes más izquierdistas de corte nacional-popular, haciendo realidad reivindicaciones de estos. Sin embargo, es difícil que sea el peronismo quien lleve adelante en Argentina un programa democrático de izquierda. 

En el acto de cierre de su campaña electoral, en octubre de 2019, Alberto Fernández había dicho que ellos no administraban la realidad, como los conservadores, ni querían tirarla por la borda, como los que se llaman revolucionarios, sino que buscaban cambiarla usando las reglas que existen. Cambiar la realidad ajustado a las reglas es quizás la mejor definición de lo que estoy tratando de explicar acá como “peronismo”. Pero es necesario decir que un camino de liberación soberana de la Argentina, hoy por hoy no vendrá de la mano del peronismo, más con los indicadores sociales con los que está terminando el gobierno de Alberto Fernández, que le dio la apertura perfecta a la primera asunción de la extrema derecha al gobierno en Argentina a través de la vía democrática.

 

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