Jueves 9 de Mayo de 2024

EFEMÉRIDES NECESARIAS

18 de diciembre de 2023

DEL ÉXTASIS A LA AGONÍA

A un año de haber conseguido la tercer Copa Mundial de la FIFA, haber vivido un éxtasis chovinista y presenciar uno de los pocos momentos de consenso social, me parece una excelente excusa para hablar sobre nacionalismo.

Por Fernando Barbarán

 

EN ARGENTINA NACÍ

 

“Del éxtasis a la agonía oscila nuestro historial” dice una canción de Rock Nacional. Se llama “La Argentinidad al Palo” y representó por mucho tiempo el deseo de revalorización de lo nacional por parte de una generación golpeada por el neoliberalismo.

Las primeras estrofas de la canción evocan a grandes inventos argentinos que trascendieron en el mundo, como ser el colectivo, las huellas digitales o la transfusión sanguínea, mezclados con otros logros nacionales que de alguna manera nos ubicaron en el mapa y nos generan una sensación de orgullo.

Y lo cierto es que en datos, Argentina puede no ser uno de los países más importantes del mundo en cuanto economía, desarrollo humano, hegemonía geopolítica o simplemente potencia, pero le dimos al planeta, no solo grandes inventos, sino también grandes figuras históricas. San Martín, por ejemplo, liberó dos países más, aparte de Argentina, donde hoy es reivindicado. Fuimos un país que recibió con los brazos abiertos a la migración europea que huía de los horrores de las guerras, siendo supuestamente el continente más avanzado. Argentina le dio a la historia de la humanidad un presidente exponente de la Tercera Posición en un mundo bipolar, Juan Domingo Perón. También a uno de los marxistas, guerrilleros y humanistas más importante de la historia, Ernesto Che Guevara. El primer Papa de la Iglesia Católica no europeo resultó ser de nacionalidad argentina: Jorge Mario Bergoglio. Y lamentablemente hoy podemos contar que el primer presidente anarco-capitalista (por lo menos discursivamente), es argentino: Javier Milei.

Así, tan oscilante como dice la canción, es la historia argentina y un chovinismo enfermizo que lo deposita al país en los peores lugares, siempre. Así como los libertadores apostaban por una nueva patria y grande, sus enemigos, las oligarquías vernáculas la defenestraban, pero después terminaron siendo estas las que construyeron el Estado-Nación que es hoy Argentina. Fueron dueños de la palabra “nación” tan “autónomamente” y por tanto tiempo, que les fue suficiente para venderles el suelo, los trenes, los frigoríficos a empresarios ingleses y encima endeudarnos con ellos a la vez. Después vino la democracia electoralista e Hipólito Yirigoyen, que no venía del sector conservador, le dio un giro a la palabra “nacional” y terminó creando una de las mayores empresas estatales del país: los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Luego, una nueva y extrema versión de lo nacional nació con el peronismo; empresas estatales, energía, gas, agua, automóviles, aviones, un ejército moderno, entre otras cosas, estuvieron fuertemente marcadas con lo patriótico-nacional-estatal. Esta nueva lógica de disputarse lo nacional entre las clases sociales, llevó a que las interrupciones democráticas militares dirigidas desde la Embajada Norteamericana, también utilicen un discurso nacionalista para justificar los golpes de Estado; no obstante, mientras más defensa delo nacional proponía un gobierno militar, más entreguista del patrimonio nacional fue, siendo la última dictadura la que abrió un proceso de privatización de empresas nacionales, flexibilización de servicios financieros y dependencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). El camino neoliberal abierto por la Junta Militar de 1976 tuvo su corolario con el gobierno de Fernando De la Rúa, dejando al país en una situación socio-económica-política sensible, donde las manifestaciones populares de aquel diciembre del 2001 representaban una fuerte consigna de recuperación de lo nacional. Después vino el kirchnerismo que tuvo dos medidas que lo marcaron históricamente como un gobierno nacionalista: la recuperación de empresas nacionales y la finalización de la dependencia económica del FMI. Un nuevo periodo neoliberal se inició en el 2015 con el gobierno de Mauricio Macri y está llegando a su clímax con el reciente gobierno de Javier Milei; lo curioso de este nuevo proceso es que, a pesar que no hay una valorización de lo nacional por parte de sus referentes, en sus votantes hay una esperanza de un bienestar nacional generalizado, aunque discurso y esperanza, en esta caso, vayan a contramano.

Un párrafo aparte se merece la Cuestión Malvinas. Creo que es el mayor consenso nacionalista que existe entre los argentinos, pero también tiene su batalla interna. Empezando con que el primero que puso en la agenda política el tema Malvinas fue Alfredo Palacios, un diputado socialista. Quien estuvo más cerca de lograr un acuerdo diplomático de recuperación de las islas fue Perón. Un grupo de dieciocho pibes secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas y lo desviaron a las Islas Malvinas en 1966 para recuperarlas. Pero los que nos llevaron a la guerra fueron los militares con la intensión de apropiarse de ese nacionalismo y lograr mayor consenso social para mantenerse en el poder. Curiosamente, el gobierno que le otorgó pensiones de guerra a los veteranos de Malvinas fue el kirchnerismo, de corte nacionalista, como dije recién. A pesar de haber cantado a los gritos hace un año cuando ganábamos el mundial “a los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”, el 55% de la población argentina decidió poner en el gobierno a un tipo que abiertamente admira a Margaret Thatcher, la Comandante del Ejército Británico durante la Guerra de Malvinas y la ejecutora del crimen de guerra contra el Buque General Belgrano.

Nuestros máximos exponentes del nacionalismo son Diego Armando Maradona y Lionel Andrés Messi, personajes que también generan emociones ambivalentes cuando hablamos de lo patriótico. El deporte en general es un orgullo nacional y donde más se manifiestan los éxtasis nacionalistas cuando alguno de los clubes compite en el exterior. O como cuando somos Campeones del Mundo 3 veces en fútbol, campeones en hockey o se le gana a Estados Unidos una final en básquet.

En conclusión, el argentino, la argentina, tuvo siempre una conciencia nacionalista más alta que en otros lugares. Hasta nacionalizamos personajes de la cultura como Carlos Gardel o Julio Cortázar, que si bien desarrollaron sus áreas en el país, nacieron en otras patrias. Hasta llegamos a atribuirnos una reina en los Países Bajos. Podemos completar la lista con Premios Nobel argentinos, grandes científicos, descubrimientos que ayudaron a la humanidad, entre otras cosas.

 

NACIONALISMO VS. CHOVINISMO

 

Pero hay una gran diferencia entre ser nacionalista y ser chovinista.

El nacionalismo es una ideología, una forma de ver y pensar las cosas. El nacionalismo es la toma de conciencia de la identidad de un pueblo y del “yo colectivo”. Es una corriente ideológica, que nace en la Edad Contemporánea, de la mano de las revoluciones burguesas en el Siglo XVIII, la Revolución Industrial y la Emancipación Latinoamericana del Siglo XIX. A lo largo del Siglo XX, el nacionalismo se enfrentó a las potencias coloniales, neocoloniales y al imperialismo. Muchas veces se vinculó con los movimientos socialistas porque tenían un enemigo en común: la intromisión extranjera. En los ejemplos expuestos en esta columna, el nacionalismo lo podemos ver en los libertadores como San Martín, Belgrano o Güemes, en los gobiernos que intentaron implementar políticas de soberanía nacional y fueron derrocados por golpes militares, en los grupos sociales que fueron perseguidos por fomentar procesos de liberación nacional, entre otros.

El chovinismo, por otro lado, es una especie de patrioterismo casual, irracional, expresado desde el sentido más insustancial del nacionalismo. El chovinismo lo podemos ubicar en esas personas que son de Argentina cuando se juega un Mundial de Fútbol o se realiza un acto patriótico en la escuela de los chicos, hasta ahí nomás. Pueden ser también el que se disfraza de gaucho, desfila en caballos, se autodefine tradicionalista, pero si le preguntás te va a elegir siempre gobiernos anti-patria. El chovinismo es el militar de carrera que juraba lealtad a la bandera y torturaba personas en nombre de la Argentina, o el que estaqueaba soldados en el frío de Malvinas y le exigía a estos esfuerzos por la patria.

 

NACIONALISMO POLÍTICO

 

El nacionalismo político, es un poco lo que estoy tratando de definir con estos conceptos y ejemplos. Pero hay que tener en cuenta que el nacionalismo se conjuga con los ideales de justicia social, soberanía popular y autodeterminación nacional, tanto en la política como en lo económico. En otras palabras, el nacionalismo visto desde la política es la tendencia a no abandonar los intereses patrióticos frente a los intereses extranjeros.

El nacionalismo político es tomar la decisión de tener una bandera propia, que le generó varios problemas a Belgrano; es tener empresas del Estado; es fomentar el desarrollo de la industria nacional, como la de Fabricaciones Militares y la automotriz durante el peronismo; el nacionalismo político es defender los intereses de Malvinas en los foros internacionales, no es pedirle perdón a un rey porque nos emancipamos.

 

NO TE LO PUEDO EXPLICAR, PORQUE NO QUERÉS ENTENDER

 

Entonces, de tanto nacionalismo que supuestamente expresamos cuando repetimos holofrases como “Argentina fue potencia” o “Somos un país con mucho recursos, cómo puede ser que nos vaya mal”, caemos en el más vil de los chovinismos que es tener preferencias siempre por los gobernantes que tienden más a defender los intereses norteamericanos, ingleses o extranjeros en general antes que defender lo propio, lo realmente nacional. Me gasto en explicarlo, pero de repente aparece un tipo en un Fiat Duna 98 pidiendo que el Estado no expropie la empresa Vicentín, que le debe 1.350 millones de dólares a Argentina.

Tenemos muchos recursos, es cierto, pero ¿por qué las mineras le dejan al Estado solo el 3% de lo extraído? ¿En serio se piensa que un tipo que acaba de rescatar con capitales nacionales deuda de privados en 30.000 millones de dólares le hará bien a la Argentina? ¿Por qué la obsesión con privatizar empresas nacionales? ¿Sos nacionalista o sos chovinista?.

 

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